En las principales ciudades del país se recordó el Domingo de Ramos con varias celebraciones. La Semana Santa inició. El distintivo especial de los presentes fue un ramo, que, en muchos de
los casos, era de laurel, romero, eucalipto e ilusión y, pese a la
prohibición de la venta de los elaborados con palma, aún se los podía
distinguir entre la multitud.
A las 09:00 empezó la misa, de manera simultánea, dentro y fuera de la
iglesia. Así, los feligreses que no alcanzaron a ingresar podían
seguirla en el exterior. La procesión inició después de la bendición de los ramos y fue
encabezada por un indígena que cargaba su bombo y su flauta. Al paso de
las notas que entonaba, la marcha seguía su recorrido por las calles del
centro histórico. El sonido de los instrumentos llamaba a todos los
fieles y transeúntes para que se unan a la celebración religiosa. El
recorrido debía llegar hasta la iglesia de San Francisco.
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